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Al empezar la clase de contabilidad, me sentía perdido con tantos números y términos complicados. No sabía mucho sobre cómo llevar cuentas, hacer balances o interpretar estados financieros. Todo eso me sonaba a chino.

Pero gracias al maestro Montalvo, todo fue cambiando. Sus explicaciones claras y su paciencia infinita hicieron que poco a poco empezara a entender mejor cada concepto. Ahora, cosas que antes me parecían imposibles, como hacer un balance general o entender una cuenta de resultados, se me hacen mucho más fáciles.

Aprendí a llevar registros, hacer asientos contables y entender la importancia de cada transacción en las finanzas de una empresa. Todo esto no solo me ha dado nuevas habilidades, sino que también me ha dado confianza para manejar la contabilidad.

Así que, maestro Montalvo, gracias por tu dedicación y por hacer que la contabilidad deje de ser un misterio para mí. ¡Ahora hasta me gusta!

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